Aida

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La tercera ópera antes del final en el catálogo de Verdi, con un libreto de Antonio Ghislanzoni, Aida se estrenó el 24 de diciembre de 1871 en el Teatro de la Ópera de El Cairo. Después de largas negociaciones, Verdi aceptó la propuesta del Jeque de Egipto para componer la ópera sobre un tema egipcio para la inauguración del Canal de Suez. Aunque, sin duda, está modelada según el canon del grand opéra debido a la presencia de una trama histórico-política, escenas masivas grandiosas y danzas, Aida también es una ópera sobre los individuos, principalmente sobre la protagonista.

Aida, una ex princesa etíope reducida al rango de sirvienta de Amneris, la hija del Faraón, está dividida entre el amor que siente por el jefe del ejército egipcio Radamès y el amor por su patria, según un cliché conocido y probado del melodrama italiano. Las razones de su corazón chocan con la lealtad que debe a su padre, el rey Amonasro, quien está dispuesto a marchar hacia Tebas para liberar a su hija de la esclavitud. Sin embargo, para permanecer al lado de su amado, Aida elige la muerte, enterrada viva junto a Radamès en uno de los finales más icónicos del teatro de Verdi.

Recibida triunfalmente en su debut, Aida fue durante muchos años la ópera más popular de Giuseppe Verdi. Generalmente recordada por sus trompetas, fanfarrias, marcha triunfal y páginas corales monumentales, Aida también es una obra de momentos musicales extremadamente refinados, delineados con colores orquestales preciosos y delicados, como por ejemplo en el famoso final.

Producción de la Bayerische Staatsoper

 

Argumento

Resumen

La ópera no especifica de manera muy precisa el periodo histórico en que se desarrolla, de manera que es difícil ubicarla de manera precisa dentro del Reino Antiguo.​ Para la primera representación, Mariette hizo un enorme esfuerzo para que tanto los escenarios como los trajes parecieran auténticos.25​ Dada la constancia de los estilos artísticos a lo largo de tres mil años de historia del Antiguo Egipto, ninguna producción necesita escoger un período temporal específico dentro del amplio marco de la historia del Antiguo Egipto.

Aida, una princesa etíope, es capturada y llevada a Egipto como esclava. Un comandante militar, Radamés, lucha al dividirse entre su amor por ella y su lealtad al Faraón. Para complicar la historia aún más, Radamés es objeto del amor de la hija del Faraón, Amneris, aunque él no corresponde a sus sentimientos.26​

 

Acto I

Escena 1: Un salón en el palacio del Rey; a través de la puerta trasera se ven las pirámides y los templos de Menfis

Ramfis, el sumo sacerdote de Egipto, le dice a Radamés, el joven guerrero, que la guerra con los etíopes parece inevitable, y Radamés expresa su esperanza de ser elegido como comandante egipcio. (Ramfis, Radamés: Si, corre voce I'Etiope ardisca/ "Sí, se rumorea que Etiopía se atreve de nuevo a desafiar nuestro poder").< Radamés sueña tanto con obtener la victoria en el campo de batalla como de Aida, la esclava etíope a la que ama en secreto. Canta «("Celeste Aida")». Se trata de una página en cuyo recitativo «se quel guerrier io fossi» oímos al militar que espera ser designado caudillo de su pueblo en la guerra contra los etíopes. Luego se expresa el enamorado: la gloria que anhela le servirá para coronar a Aida y subirla a «un trono junto al sol». Aida, que está también en secreto enamorada de Radamés, es la hija capturada del rey etíope Amonasro, pero sus captores egipcios no son conscientes de su verdadera identidad. Su padre ha invadido Egipto para liberarla de la esclavitud.

Amneris, la hija del rey egipcio entra en el salón. Ella también ama a Radamés, pero teme que su corazón pertenezca a alguien más (Radamés, Amneris: Quale insolita gioia nel tuo sguardo / "En tu mirada veo una alegría insólita").

Entonces aparece Aida y, cuando Radamés la ve, Amneris se da cuenta de que él parece perturbado. Ella sospecha que Aida puede ser su rival, pero es capaz de esconder sus celos y se acerca a ella (Amneris, Aida, Radames: Vieni, o diletta, appressati / "Ven, querida mía, acércate").

El rey entra, junto con el Sumo Sacerdote, Ramfis, y toda la corte del palacio. Un mensajero anuncia que los etíopes, liderados por el rey Amonasro, marchan hacia Tebas. El rey declara la guerra y proclama a Radamés para ser el hombre elegido por la diosa Isis como líder del ejército (El rey, Mensajero, Radamés, Aida, Amneris, coro: Alta cagion v'aduna / "Oh el destino se cierne sobre Egipto"). Al recibir el mandato del Rey, Radamés se encamina al templo de Ptah para tomar las armas sagradas (El rey, Radamés, Aida, Amneris, coro: Su! del Nilo al sacro lido / "¡Arriba! Del sagrado río Nilo, guardad las orillas").

La escena finaliza con Aida sola en el salón, cantando Ritorna vincitor / "Regresa vencedor", en la que se siente dividida entre su amor como hija, la lealtad a su país y el amor por Radamés, haciendo suyas las palabras con que los egipcios saludan a Radamés, recién nombrado general del ejército, deseándole la victoria. Ella también quiere el éxito de su amado y supone, al tiempo, la derrota de su padre Amonasro, rey de los etíopes. Amor y deber patrio luchan en el corazón generoso de la angustiada joven, que al final de la página ruega compasión a los dioses («Numi, pietà»).

Escena 2: Dentro del Templo de Ptah

En el templo de Ptah, en Menfis, los sacerdotes invocan la ayuda de los dioses a través de solemnes ceremonias y danzas (Suma Sacerdotisa, coro, Radamés: Possente Ftha...Tu che dal nulla / "Oh, todopoderoso Ptah."), a lo que sigue el nombramiento de Radamés como jefe del ejército. (Suma Sacerdotisa, coro, Radamés: Immenso Ftha .. Mortal, diletto ai Numi / "Oh todopoderoso, ¡cuida y protege!"). Todos los que están presentes en el templo rezan por la victoria de Egipto y la protección de sus guerreros (Nume, custode e vindice/ "Escúchanos, oh deidad guardiana").

 

Acto II

Escena 1: Sala privada de Amneris

Se desarrollan danzas y música para celebrar la victoria de Radamés (Coro, Amneris: Chi mai fra gli inni e i plausi / "Nuestras canciones alaban su gloria"'). Sin embargo, Amneris aún duda sobre el amor de Radamés y se pregunta si Aida está enamorada del joven guerrero. Intenta olvidar sus dudas, entreteniendo su corazón preocupado con la danza de esclavas moras (Coros, Amneris: Vieni: sul crin ti piovano / "Venid, vosotras de mechones largos y sueltos").

Cuando Aida entra en la cámara, Amneris pide que todo el mundo se marche. Se produce el enfrentamiento entre Aida y Amneris: la princesa egipcia interroga con astucia a la esclava que, involuntariamente, descubre su amor por Radamés. (Amneris, Aida: Fu la sorte dell' armi a' tuoi funesta / "El resultado de la batalla fue cruel para tu pueblo..."). El contraste entre las tesituras de las dos voces (soprano y mezzosoprano), la sutilezas de la orquestación y el empleo de los temas musicales asociados a los dos personajes son elementos manejados por Verdi de modo admirable. D.: En la sorte dell'armi [La suerte de las armas] Amore! Amore!; E vero, io l'amo; Alla pompa; Numi, pietà [¡Amor, amor!; Es cierto, lo amo; A la pompa; Dioses, piedad].

Esta confesión encoleriza a Amneris, quien se revela como su rival y planea vengarse de Aida. Ignorando las peticiones de Aida, (Amneris, Aida, coro: Su! del Nilo al sacro lido / "¡Arriba! en las orillas sagradas del Nilo") Amneris la deja a solas en la cámara.

Escena 2: La gran puerta de la ciudad de Tebas

Radamés regresa victorioso y las tropas marchan dentro de la ciudad. Se desarrolla una escena de enorme espectacularidad que sirve de justificación a colosales montajes. El coro inicial (Gloria all'Egitto, ad Iside / "Gloria a Egipto, ¡a Isis!") fue adoptado por el jedive que encargó la ópera a Verdi como himno nacional, y se ha convertido en uno de los pasajes corales más representativos de la época.

El rey de Egipto decreta que en este día el triunfante Radamés puede tener lo que desee. Los cautivos etíopes están reunidos y Amonasro aparece entre ellos. Aida inmediatamente se aproxima a su padre, pero sus verdaderas identidades aún son desconocidas para los egipcios, excepto por el hecho de que son padre e hija. Amonasro declara que el rey etíope (él mismo) ha resultado muerto en la batalla. Aida, Amonasro y los etíopes capturados ruegan al rey egipcio que se apiade de ellos, pero los egipcios piden su muerte (Aida, Amneris, Radamés, el rey, Amonasro, coro: Che veggo! .. Egli? .. Mio padre! .. Anch'io pugnai / "¿Qué veo?.. ¿Es él? ¿Mi padre?").

Como recompensa por parte del rey, Radamés le ruega que no mate a los prisioneros y los libere. Agradecido, el rey de Egipto declara que Radamés será su sucesor y el prometido de su hija (Aida, Amneris, Radamés, el rey, Amonasro, coro: O Re: pei sacri Numi! .. Gloria all'Egitto / "Oh Rey, por los dioses sagrados..."). Aida y Amonasro permanecen como rehenes para asegurar que los etíopes no se vengarán de su derrota.

 

Acto III

Entrada del templo de Isis junto al Nilo

Se dicen oraciones (Coro, Ramfis, Amneris: O tu che sei d'Osiride / "Oh tú que perteneces a Osiris...") en la víspera del matrimonio entre Amneris y Radamés en el Templo de Isis. Fuera, Aida espera encontrarse con Radamés tal como habían planeado (Aida: Qui Radames verra .. O patria mia / "Oh, ¡mi amada patria!"), en la que la joven recuerda su tierra natal, que nunca volverá a ver. Esta romanza no figuraba en el estreno de El Cairo y Verdi la escribió para la soprano Teresa Stolz.

La inspiración de Verdi y su talento como orquestador y dramaturgo alcanzan en el acto tercero un punto culminante. Casi todo el acto está dominado por Aida, casi omnipresente, lo que plantea a su intérprete un arduo problema: dos espléndidos y largos dúos —con su padre primero y con Radamés después— someten a durísima prueba su capacidad musical y su preparación técnica.

Amonasro aparece y obliga a Aida a que averigüe a través de Radamés dónde se encuentra el ejército egipcio (Aida, Amonasro: Ciel, mio padre! .. Rivedrai le foreste imbalsamate / "¡Cielo, padre mío!... De nuevo tienes que ver."). Cuando él llega, Amonasro se esconde detrás de una roca y escucha su conversación.

Radamés confirma que Aida es la persona con la que se casará (Pur ti riveggo, mio dolce Aida .. Nel fiero anelito; Fuggiam gli ardori inospiti .. La, tra foreste vergini / "Te veo de nuevo, ¡mi dulce Aida!"), y Aida lo convence para huir al desierto con ella.

Para que sea más fácil escapar, Radamés propone que usen una ruta segura sin ningún temor a ser descubiertos y también revela el lugar donde su ejército ha decidido atacar. Al oír esto, Amonasro sale de su escondite y revela su identidad. Radamés se siente deshonrado. Al mismo tiempo Amneris y Ramfis dejan el templo y, al ver a Radamés con su enemigo, llama a los guardias. Amonasro y Aida intentan convencer a Radamés de que se escape con ellos, pero él lo rechaza y se rinde a los guardias imperiales.

 

Acto IV

Escena 1: Salón en el Templo de la Justicia. A un lado está la puerta que lleva a la celda de la prisión de Radamés.
Destaca la gran escena de Amneris, empieza con ella cantando sola (L'aborrita rivale a me sfuggia / "Mi odiada rival se ha escapado") desea salvar a Radamés. Dice que se lo lleven y entonces sigue la escena con ella y Radamés. Le pide a Radamés que niegue las acusaciones, pero Radamés lo rechaza. El joven, traidor involuntario a su patria y sin posibilidad de recuperar a Aida solo desea morir. Seguro de que, como castigo, será condenado a muerte, Amneris le pide que se defienda, pero Radamés lo rechaza firmemente. Él se siente aliviado al saber que Aida aún está viva y confía en que ella haya llegado a su propio país (Amneris, Radamés: Gia i Sacerdoti adunasi / "Ya los sacerdotes se están reuniendo"). Amneris se siente herida por su decisión.

Sigue el juicio de Radamés, que tiene lugar fuera del escenario; él no responde a las acusaciones de Ramfis y es condenado, mientras Amneris, que continúa en escena, ruega a los sacerdotes que muestren su piedad. Lo sentencian a morir enterrado vivo, y entonces Amneris llama a los sacerdotes de Isis «tigres sedientos de sangre» (Escena del juicio, Amneris, Ramfis y coro: Ahime! .. morir mi sento / "Ay... Siento la muerte").

Escena 2: La porción inferior del escenario muestra el subterráneo en el Templo de Ptah; la porción superior muestra el primer piso del templo.

Radamés ha sido llevado al subterráneo del templo y sellado en una oscura bóveda, está enterrado vivo. Cree que está solo y confía en que Aida esté en un lugar más seguro. Pero oye un suspiro y descubre en la tumba a su amada, quien se ha escondido en la bóveda para morir con Radamés (Radamés y Aida: La fatal pietra sovra me si chiuse. / "La piedra fatal ahora se cierra sobre mí"). Aceptan su terrible destino, unen sus voces en el célebre «O terra, addio» (Radamés: Morir! Si pura e bella / "¡Morir! ¡Tan pura y bella!") y se despiden de la tierra y sus penas.27​

Por encima de la bóveda en el templo de Ptah, Amneris, impotente y profundamente dolorida, implora a Isis para que su adorado Radamés pueda descansar en paz, ignorando que en su tumba Aida lo acompañará eternamente. En el subterráneo, Aida muere en los brazos de Radamés. (Coro, Aida, Radamés, Amneris: Immenso Ftha / "Todopoderoso Ptah").

Programa y reparto

DURACIÓN

Aproximadamente 3 horas (incluido el intermedio)

 

ARTISTAS

Director: Zubin Mehta

Director de escena: Damiano Michieletto

Escenografía: Paolo Fantin

Vestuario: Carla Teti

Iluminación: Alessandro Carletti

Orquesta y Coro del Maggio Musicale Fiorentino

Maestro de coro: Lorenzo Fratini

Aida: Olga Maslova

Radamès: SeokJong Baek

Amneris: Agnieszka Rehlis

Amonasro: Amartuvshin Enkhbat / Leon Kim (28/06, 01/07)

Ramfis: Simon Lim

El Rey: Manuel Fuentes

Teatro del Maggio

El Teatro del Maggio se encuentra en el centro, cerca de las antiguas murallas de la ciudad, junto a la histórica Stazione Leopolda. El jardín que acoge a los visitantes es la Piazzale Vittorio Gui, que lleva el nombre del fundador de la Stabile Orchestrale Fiorentina y del Maggio Musicale Fiorentino.


En tren
Santa Maria Novella es la principal estación de tren de Florencia.
Desde allí se puede llegar al teatro caminando (unos 10-15 minutos) o en tranvía (una parada) o en taxi.


En coche
La Opera di Firenze se encuentra en las afueras de la zona de ZTL.
Es posible aparcar cerca del Parco delle Cascine o en el aparcamiento Porta al Prato (Via Elio Gabbuggiani, 7) y en el aparcamiento de Piazza Vittorio Veneto.


En autobús
Líneas C1, C2 y D (parada Leopolda);
Líneas 17 y 23A-B (parada Via delle Carra);
Líneas 17B-C, 22, 23N, 23 y 57 (parada Pierluigi da Palestrina);
Líneas 29, 29B, 29BA, 29BC, 29D, 30A, 30B, 30AC, 35 y 35° (parada Leopolda - Porta al Prato; Capolinea).


En tranvía
Línea T1 (parada Porta al Prato - Parco della musica).

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