Bizet: Carmen

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Una ópera cómica en cuatro actos con libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, creada en París en 1875.

Nueva producción de la Royal Opera

Espectáculo en francés con sobretítulos en francés e inglés.

Ópera en versión escénica

 

Argumento

Acto I

Una plaza, en Sevilla. A la derecha, puerta de la fábrica de tabaco. Al fondo, un puente. A la izquierda, una caseta de vigilancia.

Un grupo de soldados observa de forma curiosa a la gente que va pasando por la plaza mientras que esperan el próximo cambio de guardia y comentan a los transeúntes («Sur la place, chacun passe»). Llega Micaela buscando a su novio, el cabo don José Lizarrabengoa, a lo que Morales y el resto de soldados le indican que «José aún no está de servicio», pero que llegará en el siguiente turno. La invitan a esperar con ellos, a lo que ella responde que volverá cuando se produzca el cambio («Je reviendrai quand la garde montante va remplacer la garde descendant»). Se produce el cambio de guardia mientras que, en escena, se observa a todos los niños imitando el cambio con gran interés («Avec la garde montante»). Cuando la nueva guardia está incorporada, Morales, antes de partir, le dice a don José que una joven preguntaba por él y tras describirla, don José sabe que es Micaela, la joven huérfana que su madre acogió.

Cuando suena la campana de la fábrica, las cigarreras emergen e intercambian bromas con los jóvenes de la multitud («La cloche a sonné»). Carmen entra y canta su provocativa habanera sobre la naturaleza indomable del amor («L'amour est un oiseau rebelle» —«El amor es un pájaro rebelde»—). Los hombres le suplican que elija un amante y, después de algunas burlas, le arroja una flor a don José, quien hasta ahora la ha estado ignorando, pero ahora está molesto por su insolencia. Esta habanera es un canto de amor rebelde y que queda resumido, casi leitmotiv de toda la ópera, en el célebre «Si tu ne m'aimes pas, je t'aime; si je t'aime, prends garde a toi» («Si no me quieres, te quiero; si te quiero, ten cuidado»).

Una vez que han entrado todas las mujeres en la fábrica tras finalizar el descanso, don José se queda solo hasta que llega Micaela, le da a José una carta y un beso de su madre («¡Parle-moi de ma mère!»), en un dúo que llega a la culminación con «Ma mère, je la vois... o souvenirs d'autrefoi» («Mi madre, yo la veo... Oh recuerdos de otros tiempos»). Lee que su madre quiere que regrese a casa y se case con Micaela, quien se retira tímida y avergonzada al enterarse de esto. Justo cuando José declara que está listo para hacer caso a los deseos de su madre, las mujeres salen de la fábrica muy agitadas. Zúñiga, el oficial de guardia, se entera de que Carmen ha atacado a una mujer con un cuchillo; un grupo echa la culpa a Manuelita y el otro, a Carmen. Una vez resuelto el alboroto, el teniente Zúñiga pregunta a don José sobre los hechos que han ocurrido a lo que este indica que se produjo una pelea y una chica apareció con una x señalada en la cara, a la vez que culpa a Carmen, de lo que esta se defiende de forma burlona («Tra la la la... Coupe-moi, brûle-moi»). Zúñiga decide que la joven gitana va a ir al calabozo y le pide a José que le ate las manos. Mientras que espera a recibir la orden deja solo al brigadier junto a Carmen. La gitana trata de seducirlo con una seguidilla («Près de remparts de Seville», «Cerca de las murallas de Sevilla»), en la que canta una noche de baile y pasión con su amante —sea quien sea— en la taberna de Lilas Pastia. Confundido, pero hipnotizado, José accede a liberarle las manos; mientras se la llevan, empuja a su escolta al suelo y sale corriendo riendo. José es detenido por incumplimiento del deber.

 

Acto II

En la taberna de Lilas Pastia.

Han pasado dos meses. Carmen y sus amigas Frasquita y Mercedes están entreteniendo a Zúñiga y otros oficiales («Les tringles des sistres tintaient») en la posada de Pastia. Carmen se reúne con unos contrabandistas que están planeando un nuevo golpe, pero ella se niega a participar esperando a su nuevo amor, don José. Carmen está encantada de saber que José ha sido puesto en libertad tras dos meses de detención. En el exterior, un coro y una procesión anuncian la llegada del torero Escamillo («Vivat, vivat le Toréro»), quien va camino de Granada y pasa por la taberna. Invitado a entrar, se presenta con la «Canción del toreador», a la cual se unen todos los que están en la taberna («Votre brindis, je peux vous le rendre»). Se toma una copa y queda prendado por Carmen. Después, sigue su camino hacia Granada vitoreado por todos los presentes, mientras en la taberna sólo quedan los contrabandistas, Carmen y el dueño del local.

Cuando sólo quedan Carmen, Frasquita y Mercedes, llegan los contrabandistas Dancaïre y Remendado y revelan sus planes para deshacerse de un contrabando adquirido recientemente («Nous avons en tête une affaire»). Frasquita y Mercedes están dispuestas a ayudarlos, pero Carmen se niega, ya que desea esperar a José. Después de que los contrabandistas se van, llega José. Carmen lo invita a un baile exótico privado («Je vais danser en votre honneur ... La la la»), pero a su canto se une un lejano toque de corneta desde el cuartel. Cuando José dice que debe volver al trabajo, ella se burla de él y él responde mostrándole la flor que ella le tiró en la plaza («La fleur que tu m'avais jetée»). Sin estar convencida, Carmen le exige que demuestre su amor al irse con ella. José se niega a desertar, pero mientras se prepara para partir, Zúñiga entra en busca de Carmen. Él y José pelean, Carmen convoca a sus camaradas gitanos, quienes detienen a Zúñiga. Por haber atacado a un oficial superior, José ahora no tiene más remedio que unirse a Carmen y los contrabandistas («Suis-nous à travers la campagne»).

 

Acto III

En un paraje salvaje en las montañas, la guarida de los contrabandistas.

Carmen y José entran con los contrabandistas y su botín («Écoute, écoute, compagnons»); Carmen ahora se ha aburrido de José y le dice con desdén que debe volver con su madre. Frasquita y Mercedes se divierten leyendo sus fortunas en las cartas; Carmen se une a ellas y descubre que las cartas predicen su muerte y la de José. Los contrabandistas parten para transportar sus mercancías mientras las mujeres distraen a los funcionarios de aduanas locales. José se queda atrás de guardia.

Micaela entra con un guía, buscando a José y decidida a rescatarlo de Carmen («Je dis que rien ne m'épouvante»). Al escuchar un disparo, se esconde asustada; es José, que ha disparado contra un intruso que resulta ser Escamillo. El placer de José por conocer al torero se convierte en ira cuando Escamillo declara su enamoramiento por Carmen. La pareja pelea («Je suis Escamillo, toréro de Grenade»), pero son interrumpidos por los contrabandistas y las chicas que regresan («Holà, holà José»). Cuando Escamillo se va, invita a todos a su próxima corrida de toros en Sevilla. Micaela es descubierta; al principio, José no se va con ella a pesar de las burlas de Carmen, pero acepta ir cuando le dicen que su madre se está muriendo. Se va, jurando que volverá. Escamillo se escucha a lo lejos, cantando la canción del torero.

 

Acto IV

En una plaza de toros de Sevilla. Al fondo, los muros de un antiguo anfiteatro.

Zúñiga, Frasquita y Mercedes se encuentran entre la multitud que espera la llegada de los toreros («Les voici! Voici la quadrille!»). Escamillo entra con Carmen y se expresan su amor mutuo («Si tu m'aimes, Carmen»). Cuando Escamillo entra en la arena, Frasquita y Mercedes advierten a Carmen que José está cerca, pero Carmen no tiene miedo y está dispuesta a hablar con él. Sola, se enfrenta al desesperado José («C'est toi!», «C'est moi!»). Mientras él le ruega en vano que regrese con él, se escuchan vítores desde la arena. Mientras José hace su última súplica, Carmen arroja con desdén el anillo que le dio e intenta ingresar a la arena. Luego la apuñala y, mientras Escamillo es aclamado por la multitud, Carmen muere. José se arrodilla y canta «¡Ah! Carmen! ma Carmen adorée!»; cuando la multitud sale de la arena, José confiesa haber matado a Carmen.

Programa y reparto

CATEGORÍA VIP: Mejores asientos en casa con copa de champagne y programa de cortesía.

CATEGORÍA PRESTIGIO: Excelentes asientos con copa de champagne y programa de cortesía.

 

Adèle Charvet (los días 14, 16, 18 y 22 de enero) / Éléonore Pancrazi (los días 15, 17, 19 y 21 de enero): Carmen

Julien Behr (los días 14, 16, 18 y 22 de enero) / Kevin Amiel (los días 15, 17, 19 y 21 de enero): Don José

Alexandre Duhamel: Escamillo

Florie Valiquette (los días 14, 16, 18, 21 y 22 de enero) / Vannina Santoni (los días 15, 17 y 19): Micaëla

Gwendoline Blondeel: Frasquita

Ambroisine Bré: Mercédès

Matthieu Walendzik: Le Dancaïre

Atila Varga-Tóth*: El Remendado

Nicolás Certenais: Zúñiga

Halidou Nombre*: Morales

*Miembros de la Academia de la Ópera Real

Orquesta de la Ópera Real

Bajo el patrocinio de Aline Foriel-Destezet

Hervé Niquet: director de orquesta

Romain Gilbert: Director

Vincent Chaillet: coreógrafo

Christian Lacroix: Disfraces

Antoine Fontaine: escenografías

Hervé Gary: Iluminación

 

Nueva producción

Coproducción: Bru Zane Francia | Ópera Real – Espectáculos del Castillo de Versalles | Ópera de Rouen Normandie I Palazzetto Bru Zane – Centro de música romántica francesa

Producción delegada: Bru Zane Francia

Escenografías creadas por los talleres de la Ópera de Rouen Normandie

Vestuario de Atelier Caraco

Éditions musicales Choudens, revisión del Palazzetto Bru Zane

Consejo histórico: equipo científico del Palazzetto Bru Zane

Palacio de Versalles

Versalles, símbolo de la monarquía triunfante, tuvo una función artística igual que política. Luís XIV reunió en su dominio a los artistas más brillantes de la época, y permitió la eclosión de nuevos estilos. Este marco, configurado por las artes, fue el escenario de las fiestas más fastuosas: Teatro, ópera, ballet, fuegos artificiales, espectáculos ecuestres, náuticos y banquetes se sucedían en la cumbre.

Fiel a su historia, el Palacio de Versalles sigue siendo el escenario de una vida cultural y artística muy variopinta: Grandes Aguas, óperas, conciertos, ballets, grandes espectáculos, serenatas, Gran baile de disfraces y exposiciones de arte contemporáneo. Artistas de gran renombre vuelven a insuflar la vida a los espacios más hermosos con creaciones clásicas y contemporáneas.
 

El Palacio de Versalles (en francés: Château de Versailles, castillo, mansión de Versailles) es un edificio que desempeñó las funciones de una residencia real en siglos pasados. El palacio está ubicado en el municipio deVersalles, en Île-de-France. Su construcción fue ordenada por Luis XIV, y constituye uno de los complejos arquitectónicos monárquicos más importantes de Europa.

 

Con sus tres palacios, sus jardines y su parque, Versalles es un dominio inmenso. Si bien Luis XIII hizo edificar allí un pabellón de caza con un jardín, Luis XIV es su verdadero creador, ya que le dio su amplitud y determinó su destino.

Luis XIV dejó París y decidió construir Versalles como una pequeña ciudad alejada de los problemas. Tendría varias etapas constructivas, marcadas por las amantes de Luis XIV.

 

El jardín de Versalles es clasicista, ordenado, racionalizado. Con el paisajismo se obliga a la circulación. Crea una organización que relaciona todas las esculturas y fuentes y ensalza la monarquía. Las esculturas se señalan unas a otras. Progresiva civilización del jardín: muy ordenado, podado y cuidado en la zona próxima al palacio, y después se va asilvestrando, es decir que se hace más silvestre a medida que nos alejamos del palacio.

Tres siglos después de su creación, el dominio sigue siendo considerable pues cuenta con 800 hectáreas, 20 km de caminos, 200 000 árboles, 35 km de canalizaciones, 11 hectáreas de techumbre, 2 153 ventanas y 67 escaleras.

El conjunto del palacio y parque de Versalles, incluyendo el Gran Trianón y el Pequeño Trianón, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.

Versalles vivió el apogeo de la Francia de los Borbones, pero también su destrucción: en Versalles se establecieron los Estados Generales desde 1789 hasta el 6 de octubre. En esta fecha, el palacio fue tomado por el pueblo y el rey y su familia obligados a trasladarse e instalarse en París. Desde entonces Versalles quedó vacío. En 1792, tras la caída de la monarquía, fue saqueado. Napoleón Bonaparte acarició durante un tiempo la idea de convertirlo en su palacio imperial, pero Versalles ya no se utilizará hasta el retorno de la monarquía. Luis Felipe encargó a su ministro Camille Bachasson, conde de Montalivet la conversión del palacio en museo: de esa época data la dedicatoria: "A todas las glorias de Francia".

Versalles ya sólo se utilizó de forma episódica o anecdótica. El palacio fue el cuartel general del ejército prusiano en 1870 durante el asedio de París. El emperador alemán fue coronado el 18 de enero de 1871 en la Galería de los Espejos. En él se refugiaron, durante la Comuna, Adolphe Thiers y su gobierno, sentándose en el gigantesco hemiciclo, en los sillones color burdeos hasta 1879. Después fue el centro de las elecciones presidenciales de la III y la IV República. Se decoró con grandes frescos que evocaban la guerra, la agricultura, el comercio, la industria y la paz. El Tratado de Versalles se firmó el 28 de junio de 1919, que puso fin a laPrimera Guerra Mundial.

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