Die Fledermaus (El Murciélago)

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Opereta en versión concierto bajo la batuta de Marc Minkowski

 

El murciélago (Die Fledermaus) de Johann Strauss llega al Gran Teatre del Liceu de la mano de Marc Minkowski y sus Musiciens du Louvre, una de las operetas vienesas más famosas y conocidas, llena de líos amorosos, juegos de seducción y cambio de identidades y mucho humor. 

 

Esta opereta de 1874, enormemente popular por su apertura y el popurri de ideas que van exponiéndose de forma luminosa y espontánea, es una pieza que no puede faltar en los conciertos de Año Nuevo de todo el mundo. La trama: para vengarse de su amigo Eisenstein, el Dr. Falke organiza un juego de confusión con el consentimiento del príncipe Orlofsky. Hay un marqués y un “chevalier”, una condesa húngara y artistas de nacimiento; pero nadie será aquello que defiende ser. Todo es una mascarada y el conjunto por completo termina en prisión. 

 

Finalmente, cuando todas las máscaras caen y salen a la luz las infidelidades extramatrimoniales, la venganza del ratón murciélago ya es evidente.

 

Cruzar toda la ciudad disfrazado de murciélago como humillación después de una larga (y loca) noche: una venganza que va tomando una forma completamente inesperada. 

 

¡Una vez perdonados los malentendidos, todo acabará con champagne! Estrenada en el mismo teatro donde 80 años antes Mozart presentaba La flauta mágica, el murciélago es la más célebre opereta del “rey del vals” y quizás puede ser visto como el pariente ochocentista espiritualmente más próximo al universo mozartiano de la trilogía Da Ponte: llena de líos amorosos, infidelidades, farsa y travestismos, y una contagiosa jovialidad de su partitura; resultando un prodigio de inspiración y elegancia musical. 

 

La fastuosa fiesta que ocupa el acto central del murciélago transcurría en el libreto original francés —titulado Le réveillon, de los autores de La belle Hélène, Carmen y Manon, nada más y nada menos— en Nochevieja. Esta circunstancia explica, en parte que, aunque la adaptación alemana no retuvo este dato, la opereta se haya consolidado en los teatros de medio mundo como título favorito de las fiestas navideñas. Hubo un tiempo en que Europa bailaba un infinito vals. Gestos burgueses que parecían no tener fin. El vienés Johann Strauss se convirtió en el primero de una gran dinastía de músicos y compositores que transformaría el género en miniaturas extraordinariamente olorosas. 

 

Experto en estas propuestas, el director de orquesta francés Marc Minkowski sabrá extraer a esta partitura todo su encanto en la promesa de un triunfo inmediato en el Liceu. 

 

Burbujas de refinamiento vienés: ¡el arte de la ligereza!

 

"Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente"

Mae West

 

 - Estreno absoluto: 05/04/1874 en el Theater an der Wien de Viena.

 - Estreno en Barcelona: 02/02/1961 en el Gran Teatre del Liceu.

 - Última representación en el Liceu: 20/06/1984.

 - Total de representaciones al Liceu: 10.

Programa y reparto

Duración aproximada - 2h 30min

 

GABRIEL VON EINSTEIN: Huw Montague Rendall

ROSALINDE: Iulia Maria Dan

FRANK: Michael Kraus

PRÍNCEP ORLOFSKY: Marina Viotti

ALFRED: Magnus Dietrich

IDA: Sandrine Buendia

DR. FALKE: Leon Kosavic 

DR. BLIND: Krešimir Špicer

ADELE: Alina Wunderlin

 

CORO DE CÁMARA DEL PALAU DE LA MUSICA CATALANA (XAVIER PUIG, DIRECTOR)

ORQUESTA LES MUSICIENS DU LOUVRE

DIRECTOR: Marc Minkowski

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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