Idomeneo

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Òpera en versión concierto bajo la batuta de René Jacobs

 

La inmersión de René Jacobs en las óperas de Mozart pasará a la historia de la música como referencial. 

 

Tras haber presentado en Barcelona la Trilogía Da Ponte y La flauta mágica, ahora llega el turno de otra obra maestra del compositor, Idomeneo. Estrenada en Múnich en 1781, a partir del mismo libreto adaptado que usaría André Campra en su Idoménée, tragédie lyrique de 1712, Mozart lo escribe cuando con veinticinco años representa su tercera ópera seria, después de Lucio Silla e Il Re pastore. 

 

Con un talento dramático precoz, Mozart asimila de Haydn un revolucionario estilo extrayendo algunas lecciones sobre la naturaleza cómica y dramática y lo adapta a su propio lenguaje, lo cual supone una modernización absoluta del género. Así, Idomeneo, partitura extraordinaria, representa un importante reto para el compositor a la hora de fusionar un nuevo modelo híbrido (la flexibilidad de la tragedia francesa con el lirismo de la ópera italiana).

 

Los protagonistas de la trama son los hijos de los héroes de la Ilíada, la epopeya épica griega que narra la guerra entre griegos y troyanos que acabó con la destrucción de Troya. Así, Idamante tiene un enorme peso dramático, Ilia un carácter más suave, Elettra es expresiva en su locura arquetípica, mientras que Idomeneo, en su nobiltà, renunciará serenamente a su trono para anunciar la paz, mientras Neptuno concede el perdón, que tanto era del gusto ilustrado. Jacobs, que siempre pone énfasis en la elección de las voces, consigue un bouquet siempre hipnótico, encantador y sorprendente para explorar todos los matices de unos personajes vulnerables en su intimidad.

 

 El maestro belga, al frente de la Freiburg Barockorchester, nos ofrecerá la interpretación más profunda, reflexiva y humana nunca escuchada, donde explicará con energía y donde fantasea su trama sobre la prometida de un rey al dios Neptuno de sacrificar a la primera persona que ve si llega a casa con seguridad; en realidad pone en cuestión el concepto entero de religión: “El amor vale más que una promesa hecha con miedo”, comenta Jacobs. 

 

Mientras que en su tiempo criticaron a este Idomeno como la última metamorfosis de un género obsoleto, Mozart nos legó una obra con una verdadera furia creativa. 

 

René Jacobs, auténtico especialista en este repertorio, le devuelve el vigor necesario para interpretar esta partitura iluminadora.

 

 - Estreno absoluto: 29/01/1781 en el Residenztheater de Múnich.

 - Estreno en Barcelona: 16/01/1943 en el Gran Teatre del Liceu.

 - Última representación en el Liceu: 26/03/2006.

 - Total de representaciones en el Liceu: 24.

Programa y reparto

Duración aproximada - 3h 10min

 

IDOMENEO: Ian Koziara

IDAMANTE: Olivia Vermeulen

ILIA: Polina Pastirchak

ELETTRA: Kateryna Kasper

ARBACE: Mark Milhofer

GRAN SACERDOTE DE NEPTUNO: Krešimir Špicer

LA VOZ: Yannick Debus

 

ZÜRCHER SING-AKADEMIE

ORQUESTA FREIBURGER BAROCKORCHESTER

DIRECTOR: René Jacobs

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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