Lady Macbeth de Mtsensk

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Ópera en cuatro actos

Libreto de Aleksandr Preis y Dimitri Shostakóvich basado en el texto homónimo de Nikolái Leskov. 

 

La idea inicial de Shostakovich era la de escribir una trilogía de óperas sobre los destinos trágicos de mujeres rusas a lo largo de los siglos; solo pudo escribir una: Lady Macbeth de Mtsensk. Obra maestra del siglo XX, es un drama sombrío y existencial basado en una historia de Nikolai Leskov de 1865, época en la que la literatura rusa estaba abriéndose camino en el mundo con autores como Tolstói o Dostoyevski. 

 

La partitura fue un éxito de crítica y popular inmediatamente en la Unión Soviética, pero cayó en desgracia dramáticamente después de que Stalin asistiera a una de las funciones en Moscú en 1936. Un artículo anónimo en el “Pravda” denunciando la obra hizo temer a Shostakovich por su vida. No regresó a los escenarios hasta 1970. Desde entonces ha recuperado su legítimo lugar. 

 

Lady Macbeth de Mtsensk es una pieza que, tanto musicalmente como narrativamente, es muy cinematográfica, mientras que políticamente se erige como una extraña anomalía estética durante el estalinismo. Además de la glorificación del proletariado, del gusto de los ideólogos de la época, estamos ante un auténtico thriller. La historia tiene lugar en una zona rural de la Rusia profunda durante el siglo XIX (Mtsensk, a unos 300 km de Moscú, es la región donde tradicionalmente desterraban a los criminales a lo largo de la historia).

 

El personaje principal es Katerina, la esposa de un comerciante que, aniquilada psicológicamente, aburrida de su marido y sometida a la tiranía de su suegro, es seducida por un trabajador depravado de la fábrica familiar, y acaba asesinando primero a su suegro y después a su marido, creyendo que haciéndolo puede alcanzar la libertad. La nueva pareja vive unida hasta que un campesino descubre fortuitamente el crimen, y lo denuncia a la policía corrupta de la época. La historia termina con el viaje hacia la deportación de la pareja asesina a Siberia. La persecución de un sueño que dura poco: traicionada en la pobreza de la fuga, que acabará trágicamente.

 

En la nueva producción de Àlex Ollé, Katerina, encarcelada en su dormitorio, representa el ideal de una mujer convertida en metáfora de un futuro inalcanzable, alguien que se supone que da vida, pero termina siendo fuente de muerte.

 

Una mujer sometida al sistema patriarcal tradicional y atrapada en una estructura familiar inamovible y una sexualidad femenina reducida a los propósitos procreadores. Estamos hablando, pues, de una rebelión erótica como primer gesto en la búsqueda de un sueño: una libertad individual frente a la tiranía familiar. 

 

Pero esta pasión carnal se confunde con el amor, el enamoramiento con la rendición, la rendición con la sumisión y, finalmente, la sumisión con el sacrificio y la aceptación del sufrimiento. ¡Katerina está sola!

 

Con una mirada herida y una identidad por construir se manifestará con violencia; ¡matar es la única salida!

 

 - Estreno absoluto: 22/01/1934 en el Teatro Mijáilovski de Leningrado.

 - Estreno en Barcelona: 13/05/2002 en el Gran Teatre del Liceu.

 - Última representación en el Liceu: 26/05/2002.

 - Total de representaciones en el Liceu: 9.

Programa y reparto

Duración aproximada - 2h 30min

 

BORIS ISMAILOV: Alexei Botnarciuc

ZINOVI ISMAILOV: Daniel Kirch

KATERINA ISMAILOVA: Sara Jakubiak | 25 y 28 de septiembre; 1, 3 y 6 de octubre

KATERINA ISMAILOVA: Ángeles Blancas | 27 de septiembre; 5 y 7 de octubre

SERGUEI: Pavel Černoch | 25 y 28 de septiembre; 1, 3 y 6 de octubre

SERGUEI: Ladislav Elgr | 27 de septiembre; 5 y 7 de octubre

AXINIA: Núria Vilà

CAMPESINO DESTROZADO: David Alegret

ADMINISTRADOR: Javier Agudo

PORTERO: Luis López Navarro

PRIMER CAPATAZ / PORTERO: Albert Casals 

SEGUNDO CAPATAZ/ COCHERO: Facundo Muñoz

TERCER CAPATAZ/ MAESTRO: Marc Sala 

SACERDOTE / POPE: Goran Juric

JEFE DE POLICÍA: Scott Wilde 

POLICÍA: Jeroboám Tejera

SONIETKA: Mireia Pintó 

VIEJO CONVICTO: Paata Burchuladze

FANTASMA DE BORIS: Alejandro López

INVITADO BORRACHO: José Manuel Montero

 

DIRECCIÓN DE ESCENA: Àlex Ollé

ESCENOGRAFÍA: Alfons Flores

VESTUARIO: Lluc Castells

ILUMINACIÓN: Urs Schönebaum

PRODUCCIÓN - Gran Teatre del Liceu

ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRE DEL LICEU

CORO DEL GRAN TEATRE DEL LICEU (PABLO ASSANTE, DIRECTOR)

DIRECTOR: Josep Pons

Galería de fotos
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© Gran Teatre del Liceu
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Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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